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Infancia y redes sociales: crecer entre filtros, algoritmos y exposición constante

Hoy, niñas y niños crecen en un mundo donde la mirada externa nunca se apaga. Una infancia que antes ocurría en lo privado, ahora sucede frente a una cámara: los cumpleaños se transmiten, los logros se comparten, los berrinches se graban, los bailes se suben.

Vivimos rodeados de pantallas, pero poco hablamos de lo que eso significa en la construcción de la identidad infantil.

Las redes sociales y su impacto en la infancia

Las redes sociales no son neutras. Operan con algoritmos que priorizan lo que más engancha, no lo que más educa; que amplifican lo que causa impacto, no lo que causa bienestar. Mientras los adultos apenas estamos aprendiendo a manejarlas, muchos niños y niñas ya están sumergidos en ellas, sin acompañamiento, sin filtros reales y sin contención.

El aprendizaje del algoritmo

¿Qué les está enseñando el algoritmo sobre sí mismos?

  • Que si no bailas, no vales.
  • Que si no eres gracioso, nadie te ve.
  • Que si no tienes miles de vistas, no eres suficiente.
  • Que lo que no se muestra, no existe.
  • Que su cuerpo puede convertirse en contenido.

Este entorno virtual, aparentemente inocente, afecta no solo su autoestima, sino también derechos fundamentales como:

  • El derecho a la privacidad
  • El derecho a la identidad
  • El derecho a la protección frente a la explotación y el acoso

Consecuencias de las redes sociales en la infancia

Desde la neuropsicología infantil sabemos que la exposición excesiva a redes sociales puede alterar el desarrollo de habilidades cognitivas esenciales como:

  • Atención sostenida
  • Memoria de trabajo
  • Control de impulsos

El sistema dopaminérgico se ve estimulado de forma constante, generando una búsqueda permanente de recompensa inmediata, lo cual dificulta la tolerancia a la frustración.

Efectos emocionales y sociales

A nivel emocional, se incrementa la dependencia de la validación externa y el riesgo de ansiedad, especialmente cuando niños y adolescentes miden su valor en vistas, likes y seguidores.

En lo social, se empobrecen habilidades como:

  • Interacción cara a cara
  • Empatía
  • Resolución de conflictos

Sustituidas, muchas veces, por interacciones digitales breves, superficiales o incluso violentas.

Derechos de la infancia y redes sociales

Estas consecuencias no son solo un problema de salud mental: son una alerta sobre cómo se están viendo comprometidos los derechos humanos de niñas, niños y adolescentes en el entorno digital.

Su derecho al desarrollo integral, a la participación informada, a la identidad propia y al uso seguro de tecnologías está siendo vulnerado cuando no hay acompañamiento ni protección adecuada.

¿Cómo acompañar a la infancia en las redes sociales?

Con niñas y niños pequeños (3-6 años)

  • Limitar la exposición a pantallas.
  • Priorizar el juego libre.
  • Evitar compartir su imagen sin consentimiento, incluso si “todavía no entienden”.

En edad escolar (7-11 años)

  • Dialogar sobre lo que ven en redes.
  • Ayudarles a reconocer emociones mientras usan pantallas.
  • Enseñarles que su cuerpo es suyo, no contenido.

Con adolescentes

  • Abrir espacios de conversación sobre privacidad, presión social, sexualización y discursos de odio.
  • Hablar con claridad y sin juicio.
  • Enseñarles a poner límites también en el entorno digital.

Lo que podemos hacer desde casa

Desde casa, podemos proteger la relación entre infancia y redes sociales:

  • Hablar abiertamente sobre lo que nuestros hijos ven, sienten y hacen en línea.
  • Estar presentes, no como vigilantes, sino como guías.
  • Asegurarnos de que el acceso a redes esté acorde a su edad y madurez.
  • Preguntar antes de publicar fotos o videos de nuestros hijos.
  • Modelar el uso que queremos promover.

Si grabamos todo el tiempo y valoramos más lo que compartimos que lo que vivimos, ¿qué mensaje transmitimos sobre lo que vale?

Infancia e influencers: una reflexión necesaria

A la sociedad nos toca dejar de romantizar la figura de los “influencers infantiles”. Exponer a la infancia por clics no es inocente.

Nos corresponde:

  • Integrar la alfabetización digital emocional desde edades tempranas.
  • Crear espacios de ocio, juego y conexión sin pantallas.
  • Respetar la infancia como lo que es: una etapa privada, íntima y libre de presiones adultas.

La infancia no está al servicio del algoritmo

Porque la infancia no debe estar al servicio del algoritmo, ni del entretenimiento, ni de las vistas.

Debe estar al centro de nuestras decisiones, de nuestras políticas y de nuestras plataformas. Debe ser resguardada, no mercantilizada. Escuchada, no explotada.

El derecho a una infancia libre, segura y protegida también se juega hoy en el terreno digital.

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