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¿Qué estamos enseñando en la escuela sobre el consentimiento? (Spoiler: casi nada)

En México hablamos mucho de violencia, pero muy poco de consentimiento. Lo hacemos cuando ya es tarde, cuando hay una denuncia, cuando hay dolor, pero casi nunca cuando hay oportunidad de prevenir. ¿Y qué mejor lugar para hacerlo que la escuela? El problema es que, en la mayoría de las aulas, el consentimiento escolar no se nombra, no se explica, y por tanto, no se aprende.

¿Por qué es importante enseñar consentimiento escolar?

A veces creemos que el consentimiento es un tema exclusivo de adolescentes o adultos, vinculado únicamente a la vida sexual. Pero el consentimiento empieza mucho antes. Se aprende —o se ignora— desde la infancia, cuando se obliga a un niño a dar un beso aunque no quiera, cuando se minimiza el llanto de una niña diciendo “no pasó nada”, o cuando se le enseña que su cuerpo no le pertenece, sino que debe ser tocado, abrazado o invadido en nombre de la cortesía, la autoridad o la obediencia.

Consentimiento escolar desde preescolar

Educar en consentimiento desde preescolar no significa hablar de sexo, significa enseñar a reconocer los propios límites y a respetar los de los demás.

Beneficios de una educación temprana en consentimiento escolar:

  • Ayuda a niñas y niños a comprender que tienen derecho a decir “no”.
  • Refuerza que su incomodidad importa.
  • Les enseña que si algo no les gusta o no les hace sentir bien, pueden expresarlo y deben ser escuchados.
  • Previene situaciones de abuso y violencia.
  • Fortalece sus derechos humanos: integridad personal, autonomía corporal y participación.

Cuando un niño es escuchado, cuando se valida su decisión de no querer contacto físico, cuando se le enseña a pedir permiso y a considerar cómo se sienten los demás, no solo está aprendiendo a respetar: está creciendo sabiendo que tiene valor, que sus límites cuentan y que puede confiar en los adultos a su alrededor.

Cómo enseñar consentimiento escolar en las distintas etapas?

Con niños pequeños:

  • Llamando a las partes del cuerpo por su nombre, sin tabúes.
  • Enseñándoles a identificar cuándo algo les incomoda.
  • Validando sus emociones: “Entiendo que no quieras saludarte de beso, puedes hacerlo con la mano si prefieres.”
  • Practicando frases como “¿Puedo abrazarte?”, “¿Te gusta esto?”, “Si dices no, te escucho”.
  • Jugando a detectar expresiones faciales y emociones ajenas como forma de aprender empatía y lectura emocional.

Con adolescentes:

  • Trabajando la idea de reciprocidad, respeto y comunicación clara en cualquier tipo de relación.
  • Promoviendo espacios donde puedan hablar de su cuerpo, sus emociones y sus experiencias sin miedo ni juicio.
  • Usando ejemplos reales (series, redes sociales, amistades) para reflexionar sobre lo que es consentimiento, presión o manipulación.
  • Reforzando que el consentimiento se puede retirar en cualquier momento, y que el silencio no equivale a un “sí”.

El papel de las madres, padres y cuidadores en el consentimiento escolar

Nos toca revisar nuestras prácticas cotidianas. Si queremos que los niños aprendan a poner límites, tenemos que empezar por respetar los suyos:

  • No obligarlos a dar besos.
  • No burlarnos si algo los incomoda.
  • No invadir su privacidad en nombre del control.

También implica modelar cómo se piden las cosas, cómo se escucha un “no”, cómo se pide disculpas si algo no fue cómodo.

Nos toca abrir conversaciones incómodas, cuestionar lo que heredamos y aceptar que proteger también es soltar ciertas ideas. Acompañar a nuestras hijas e hijos en su autonomía no significa dejar de guiarlos, sino aprender a hacerlo desde el respeto.

¿Por qué el silencio sobre el consentimiento escolar es peligroso?

El silencio en torno al consentimiento no es neutral: es peligroso. Cuando no educamos en esta dimensión, dejamos que la cultura de la imposición, el adultocentrismo y la normalización de la incomodidad se instalen como forma de vida.

Luego nos preguntamos:

  • ¿Por qué tantos adolescentes no reconocen los límites propios o ajenos?
  • ¿Por qué hay tantos casos de acoso escolar?
  • ¿Por qué la violencia sexual infantil sigue siendo tan frecuente?

Hablar de consentimiento es hablar de prevención, autonomía, dignidad y autocuidado. Es enseñar a vivir en comunidad sin atropellar al otro, ni dejar que nos atropellen.

El rol de las escuelas en la enseñanza del consentimiento escolar

A las escuelas les toca:

  • Abrir el diálogo.
  • Formar a su personal.
  • Trabajar con las familias.
  • Dejar de temer al tema.

A la sociedad nos toca dejar de asumir que hablar de consentimiento es corromper, cuando en realidad es proteger. Y a los adultos, nos toca empezar por revisar cómo entendemos nuestros propios límites y relaciones.

Consentimiento escolar: una tarea urgente y transformadora

Hablar de consentimiento no es opcional. Es urgente, es preventivo, y puede cambiar vidas.

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